A lo largo de la historia de la humanidad, la barba ha jugando diferentes roles y ha ido evolucionando en consecuencia. Desde el principio de los tiempos, donde tenía un cometido funcional, para aportar calor o proteger la piel, hasta nuestro momento, donde la barba es un icono de estilo.

En el momento en que nuestros antepasados descubrieron el poder expresivo del vello facial, comenzaron a experimentar con el afeitado. El primer propósito estilístico de la barba fue, probablemente, el de intimidación. A partir de ahí, se le atribuyeron muchos otros significados como el estatus social, el poder de seducción, o la masculinidad.

Así, la barba ha ido transformándose a lo largo de los siglos. Patillas, bigote (completo o tipo lápiz), perilla, barba completa, de tres días… Hoy en día, se ha creado todo un mercado relacionado con sus productos, lociones e instrumentos de cuidado pero, sobre todo, destaca el resurgir de las barberías, el templo de los amantes de la barba.

Infinidad de estos establecimientos han abierto sus puertas en todo el mundo para atender tus necesidades y proporcionarte el afeitado perfecto. Son lugares románticos, con un toque retro y a los que no les falta encanto, donde se profesa el culto al cuidado facial.

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